No
xornal La Voz de Galicia aparecen
habitualmente uns artigos de Cristóbal Ramírez onde descobre lugares naturais
pouco coñecidos e interesantes para percorrer a pé ou en bicicleta. Hai varios
deles dedicados ao concello de Ordes. Este foi publicado o 10 de xullo de 2021.
Tralorrío, la pequeña aldea de Ordes, se ha quedado sin gente. Lo cual
no quiere decir que no tenga vida diaria, porque una mujer acude desde la
capital del municipio diariamente a pasear su nutrida colonia de canes de todos
los tamaños. Esa mujer confiesa que por esas pistas estrechas ha sufrido más de
un susto porque, dice, es una zona muy querida por los ciclistas -y hay que
añadir que por lo menos por un quad- y con razón: tranquila, sin grandes
pendientes, prácticamente carente de tráfico…
Así que entra
en el capítulo de lo comprensible que se coja el coche, se deje atrás Ordes y
en la rotonda que espera a un kilómetro rumbo a Mesón do Vento se elija la
carretera a Cerceda, dejando a la espalda A Portela, A Poza y Pedre, para tomar
el siguiente desvío a la izquierda. A los 200 metros, con la
iglesia de San Clemente ante los ojos, a la derecha, y otros tantos más, con
una vivienda ocre al frente, giro a la misma mano para detenerse en un entorno
en verdad nada cuidado y con un excelente ejemplar de cruceiro en el medio. Ese
es un lugar excelente para aparcar el coche y o bien echar a andar o a
pedalear.
El monte del
fondo, repoblado de eucaliptos, va a ser la referencia. De modo que procede
dirigirse hacia él, llegar a las casas de Guntín y encontrar la pista de
tierra, que siempre va a ser muy ancha y con buen firme.
La árida pero
necesaria descripción de la ruta incluye que a los 300 metros se elige la
derecha, en suave ascenso, a los 700
a la izquierda, a los 900 se está casi en la parte más
alta del monte Mercurín (428
metros sobre el nivel del mar) y que toca descender. Al
kilómetro, a la izquierda, y a la misma mano a los 1.300 metros (con una
amplísima panorámica ante los ojos). En el kilómetro 2, al frente, y en el 2,2,
ya con asfalto bajo los pies o las ruedas (ojo al stop), a la diestra para
dejar atrás la casa de A Brea y llegar a Tralorrío (kilómetro 2,7). En el
kilómetro 2,8 se desemboca en una carretera estrecha, bien señalizada por los
bordes, y a descender entre curvas, salvar el río Mercurín y detenerse en el
3,4 para fijarse en la colina de la izquierda, muy arbolada. Ahí fue construido
un castro.
En el cruce,
a la izquierda. Esas casas son Trasmil y, ahora sí, visita a la cercana
iglesia. El templo tiene el cementerio muy encima y se ve cuidado. Por fuera lo
único resaltable es su doble campanario, pero por dentro la cosa cambia. Van a
llamar la atención cuatro cosas: primera, el enorme arco triunfal que da acceso
al presbiterio y al altar es gótico. O sea, 600 años, más o menos. Segunda, que
justo antes del arco, a la izquierda, la pared se presenta algo afeada por
manchas que podrían ser de humedad, pero no lo son. Y es que allí había un
altar hasta que una vela encendida causó un incendio y la consiguiente
destrucción de la pieza (a la derecha, otro altar, con Santa Lucía). Y tercera,
la magnífica techumbre, artesonado puro y muy bien protegido, porque, aunque no
se ve, encima hay uralita. Que por cierto ha sido tapada con buena teja del
país.
Una última
recomendación para los amigos de las bicicletas de montaña: cuidado con la
velocidad. No hay mucho riesgo de que los lleve un coche por delante, por
fortuna, pero los perros de la animosa mujer de Tralorrío también tienen
derecho a la vida.
Cristóbal Ramírez
EL COMIENZO: Desvío en la carretera de Cerceda: 43º06'57"N 8º25'26"W.
EL DESAFÍO: Entrar en el castro (parte del terreno es privado).
LA FOTO MÁS PERSONAL: Con el cruceiro de Mercurín.
LOS NIÑOS: Recorrido fácil para ellos. Disfrutarán más en bicicleta.
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