No xornal La Voz de Galicia aparecen habitualmente uns artigos de Cristóbal
Ramírez onde descobre lugares naturais pouco coñecidos e interesantes para
percorrer a pé ou en bicicleta. Hai varios deles dedicados ao concello de
Ordes. Este foi publicado o 3 de agosto de 2024.
La estación de Ordes-Pontraga,
la vieja, la abandonada, es una joyita sin explotar. Tiene una buena
arquitectura, rehabilitado con gusto su interior. El depósito de agua se
convirtió en una obra de ingeniería, y sus inmediatos alrededores, entre la
propia estación y el río Lengüelle, han sido transformados con mucha visión.
Por haber hay incluso dos mini rocódromos para los más pequeños de la familia. El
entorno está siendo muy aprovechado los fines de semana por grupos que van a
comer al aire libre cuando el tiempo no lo impide.
Y por ahí, entre el río y el edificio que es
una copia de otro del País Vasco, discurría la vía del tren, hoy
reconvertida en Vía Verde Compostela-Tambre-Lengüelle, en
funcionamiento desde Oroso hasta Cerceda; las obras comenzarán pronto en el
tramo que falta entre Santiago y Oroso.
Es imposible andar solo hacia Cerceda por esa
Vía Verde. La compañía está garantizada, y no porque vaya a haber ciclistas
para aquí y ciclistas para allá, además de algún paseante, sino porque los
trinos de los pájaros son constantes. Disminuyen en las
pequeñas y escasas zonas donde la exuberante vegetación autóctona es sustituida
por una plantación de eucaliptos, que a estos efectos son árboles muertos y, al
decir de algunos y sin duda exagerando, mortales. Por ejemplo, justo al
arrancar, a la izquierda, se extiende una de esas plantaciones, pero en metros
lineales son pocos. No hacen compañía ni tampoco molestan visualmente más que
un par de minutos. En realidad, la mitad de este itinerario puede decirse que
es un túnel de árboles con una gran zona encharcada a la derecha casi todo el
año; en primavera hasta recuerda a los manglares de otros países.
¿Pendientes? Imperceptibles en la primera
mitad de la ruta, y un poco más acusadas en la segunda. Siempre se va a ir ascendiendo, pero ello no
implica dificultad alguna. Más que notarlo las piernas lo van a notar los ojos,
porque al mirar a la izquierda el excursionista comprobará que el Lengüelle
queda más y más abajo.
A poco de partir
permanece en pie una señal ferroviaria, casi un vestigio arqueológico
que procede conservar porque se refiere a tiempos pasados: 407-3. O sea, que
Zamora (la línea es la Zamora-A Coruña) dista 407 kilómetros y 300 metros. Por otra
parte, el río va describiendo curva tras curva, y en ocasiones está al lado del
caminante o ciclista y en otras a uno o dos centenares de metros. En este
último caso se distingue mejor su excelente bosque de ribera, un
tesoro natural que también merece la pena conservar intacto.
Todo ello hace que en algunos tramos no se oiga nada -trinos aparte- y en otros
se perciba claramente la música que crea la corriente cuando va saltando y formando rápidos que la vegetación oculta a la vista.
Ir poniendo un
pie delante del otro, o dar pedales, no es incompatible con captar tres cosas.
Una es la existencia de defensas de madera, perfectamente integradas en el
entorno, en prevención de un resbalón o de acercarse demasiado el borde para
contemplar la panorámica. Otra, la existencia de helechos de grandes cuando no
enormes dimensiones; no en todo el recorrido, lo que obliga a ir atento. Y la
tercera es el encajonamiento, porque, en efecto, en su día se rebajó el terreno
a pico y pala, eliminando el desmonte en carros de bueyes, y ha quedado la caja
del tren en un nivel muy inferior, de tal forma que los taludes
laterales que parecen aprisionar al excursionista llegan a sobrepasar la docena
de metros.
Y al fin, el
viejo apeadero de Gorgullos-Tordoia. Pero esa es ya otra historia.
Cristóbal Ramírez
Comienzo: 43º03'13"N
8º26'48"W
Duración: Hora y media andando.
La foto más
personal: Entre los taludes.
Para tomar
algo: Hay un café bar en
Gorgullos-Tordoia.
Se realizades este paseo en verán hai un atractivo máis. A confluencia
dun gran curso de auga coa existencia de plantas como buddleias ou eupatorios fan que abunden as bolboretas. Eu vin multitude de
exemplares de máis dunha ducia de especies, destacando gran cantidade de pavo real e nacaradas. Tamén numerosas podalirios e algunha xigantesca macaón. |
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