Luciano
Concheiro García (1919-1972) foi o 11º e penúltimo fillo de Pedro Concheiro
e Juana García. Como case toda a familia dos de Carballo era de esquerdas, o que o levou a colaborar cos guerrilleiros de Manuel Ponte. En 1946, aos 27 anos de idade, escapou de España cara a Estados Unidos
vía Portugal. Grazas a unha organización
de cuáqueros puido ir a México desde NY. Alí se estableceu xunto a dúas irmás, Ascensión
e Estrella, que estaban casadas cos tamén exiliados Francisco Comesaña e Alonso
Puente. Casado con Elvira Bórquez de la Fuente, foi pai de Luciano (n.1953), José Luis e Elvira Concheiro Bórquez e avó do filósofo Luciano Concheiro.
En 1958
despois dunha amnistia regresou a España e viviu durante un tempo en Ordes, pero
non quedou contento e volvería a marchar para México. Nesa época escribiu este
artigo publicado o 14 de agosto de 1960 en La Voz de Galicia onde fala das
festas dos anos 40. O que se pode sacar en conclusión é que as mellores festas
sempre son as da nosa xuventude. Podo imaxinar a algún mozo actual dicindo
dentro de 30 anos que as festas de agora si que son boas e non as dese lonxano
futuro.
A morriña d'aquelas festas
[...]
Por
eso lo que yo diga en esta modesta colaboración tendrá tan solo el valor de
estar dictado por la fuerza de los recuerdos, esos recuerdos alegres pero
teñidos por la nostalgia.
Aquellas fiestas tenían un sabor especial, eran producto del esfuerzo de
un puñado de jóvenes animosos, que llevaban a Órdenes en el alma, se disfrutaba
del ambiente festivo muchos días antes. Aquellas comisiones, formadas con el
único interés de hacer las fiestas cada vez más alegres, más populares,
mejores, se reunían allá por el mes de julio y empezaban a actuar: como no hay
fiestas sin música, se contrataba a la de Arca o Corme, luego era también
imprescindible la participación "do
fogueteiro da Sionlla"; y ya tomadas
estas medidas preliminares empezábamos a estar tranquilos "polo menos
o ruído xa non nos faltaba". Pero
para que nuestras fiestas pudieran llevarse a cabo, era necesario eso que se
llama dinero, y entonces pertrechados con una lista de todo el pueblo, allá nos
íbamos por las puertas a pedir la colaboración a cada uno en la medida de sus
posibilidades, y todos daban; algunos decían, y no sin razón (era la época del
racionamiento), "vides pedir, pero non traedes o aceite"; otros repetían "lambós,
como se nota que vós comedes, que tedes ganas de festas". Pero a pesar de estas explosiones, por otra parte muy
naturales, no faltaba ayuda de nadie, todos ponían su granito de arena, el
deseo común era que hubiera fiestas y "unhas boas festas".
Para poder darle más brillantes, el elemento juvenil, alma de estas
fiestas, colaboraba y así se montaba una tómbola, se representaban
"funciones teatrales" que además de fuente de ingresos, lo era de
regocijo popular; jugábamos al fútbol, colocábamos las luces, el palco, todo;
allí estaban siempre dispuestos Laureano, Galán, Mariño, Astray, Mundito...,
gente joven y con deseos de que "este
ano as festas foran mellores que nunca".
Y la verdad es que con todos estos preparativos disfrutábamos ya tanto como con
las mismas fiestas.
Hoy, sin embargo, y eso dicho sin ánimo de crítica, todo es muy
distinto, más impersonal, un besalamano trata de solucionar todo, la juventud
no interviene para nada, es un elemento pasivo, todo se lleva a cabo por un
medio menos comunitario y desde luego mucho menos efectivo y claro, debido a
este nuevo sistema aún teniendo en cuenta la evolución natural que todo ha
sufrido, las fiestas populares de los pueblos están en baja forma. Junto con
una serie de cosas hoy día desterradas, ha desaparecido nuestro folklore, ¿qué
es de nuestras gaitas?; el sabor gallego se ha perdido. Todo es más frío y
protocolario, podríamos decir que las fiestas ya no son "del pueblo",
sino, y esto con bastante benevolencia, para el pueblo, lo cual es bastante
distinto. Son ahora unas fiestas organizadas a capricho de "unos
pocos" de la generación anterior, y el pueblo no tiene casi noticias de
ellas hasta que un día la "charanga" y la "orquesta"
-ritmos extranjeros- recorren las calles con su eterno pasacalles.
¡Aquellas fiestas, nuestras fiestas
...! Recordar es vivir.
Luciano Concheiro García
No hay comentarios:
Publicar un comentario