No xornal La Voz de Galicia
aparecen habitualmente uns artigos de Cristóbal
Ramírez onde descobre lugares naturais pouco coñecidos e interesantes para
percorrer a pé ou en bicicleta. Hai varios deles dedicados ao concello de Ordes.
Este foi publicado o 19 de marzo de 2022.
No
existe en Galicia la costumbre tan británica de recorrer un río desde su
nacimiento hasta su final. Y por lo tanto, no hay paseos no agresivos al lado
de la corriente, meros senderos como el que, por ejemplo, discurre paralelo al
Támesis. Pero la aventura encierra su encanto, máxime si el río se llama
Cabrón. El topónimo resulta malsonante porque recuerda la palabra homónima
digna de no ser reproducida en un periódico serio. Porque este Cabrón procede
del indoeuropeo kar, piedra, «ao dar case sempre nome
a lugares pedregosos», dice en su libro
"Toponimia de Galicia" el profesor Fernando Cabeza.
Para conocer el nacimiento del Cabrón hay que
dirigirse al Mesón do Vento, y saliendo de esta pequeña localidad a la
izquierda, hacia Cerceda, y rodeando el restaurante Avelino (uno de los templos
de la comida tradicional gallega en la comarca compostelana), la carretera va
sorteando viviendas unifamiliares. Puro espacio rural tal y como se ha
conformado en los últimos decenios en este país. A los 700 metros aparece una
pista de tierra, la tercera a mano izquierda, y por ahí hay que meterse.
Dónde está el río se adivina sin dificultad
incluso siendo lego en materia geográfica: corre por la parte más baja. Y, en
efecto, si se mira a la izquierda se tiene ahí mismo el nacimiento del Cabrón.
Un charquito de nada que debe unirse a un manantial más potente debajo de la
pista y ya corre claramente ladera abajo.
En este primer tramo las torres de
electricidad sirven de referencia, puesto que el río es compañero del cableado.
De manera que hay que describir una u (o sea, dos giros a la derecha en los
siguientes cruces) por esas pistas de la parcelaria para ver el siguiente paso,
que queda a la altura de la aldea de Moscoso, en donde en tiempos medievales
fue levantada una torre de la que nada queda. Por cierto, en esa aldea hay dos
hórreos, uno de ellos muy grande y con unos pocos mimos que reciba lucirá
espectacular. Ojo: perros sueltos.
De nuevo en u (esta va a ser la tónica) para
ver de nuevo la corriente. Ya se adivina sin problemas por dónde va a ir,
porque desde esos casi primeros metros forma un denso, delgado y bello bosquete
de ribera que parece protegerlo y esconderlo. Aquí y allá, otra característica
del recorrido: mimosas en flor, no muchas pero ponen una nota de colorido a la
excursión, aunque esté considerada una especia invasora y goce de poco aprecio
popular.
Algún campo de maíz, segado, imprime una
tonalidad diferente, mientras los eucaliptos parecen conformase con ocupar las
partes más altas de un territorio que por ahí muestra bastante pendiente.
En fin, una pista muy recta y desde luego
nueva marcha en paralelo al Cabrón, dejándolo a la derecha a escasa distancia.
Cuando el excursionista gira hacia la mano contraria, ascendiendo, pone rumbo a
Os Carrucheiros. Ahí un par de casas llaman la atención, sobre todo una de
ellas, con un magnífico hórreo. Pero el visitante se pregunta dónde está la
belleza. Para disfrutar de ella hay que continuar y contemplar el frente de los
edificios, no la parte trasera.
Desde Os Carrucheiros se gana la N-550 y a la
derecha, hay que cruzar —desde luego con sumo cuidado— y a los pocos metros
tomar la primera pista. Es ese un punto donde más de uno se desorienta, puesto
que va a caminar más de cinco minutos en dirección contraria, hacia el punto de
partida, pero luego se toma la primera a la derecha y se recupera el Cabrón,
que sigue estando a la diestra.
Pero ¿por dónde pasó el río? Pues por debajo
del asfalto a la altura del punto kilométrico 30, a la entrada de la
parroquia de Leira. Lo ha hecho de una manera muy discreta y, sobre todo, muy
emboscada. Tanto que nadie se da cuenta.
Cristóbal Ramírez
EL NACIMIENTO: 43º08'36''N 8º23'44''W.
EN BICICLETA: Muy fácil desde Mesón do Vento. El problema es la vuelta.
LA MEJOR FOTO: En el nacimiento.
EL DESAFÍO: Continuar el curso del río.
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