viernes, 25 de diciembre de 2020

Conto de Nadal

  O xornalista Pedro de Llano López, máis coñecido como Bocelo, escribía na última páxina de La Voz de Galicia unha columna, chamada "De sol a sol", moi seguida polos lectores. Dela rescato o artigo publicado o 24 de decembro de 1964 que reflicte as duras condicións de vida que aínda sufrían moitos rapaces de Ordes nos anos 60. 
 
  Brindo a mis lectores un breve cuento de Navidad. Inventemos un nombre al protagonista: Pongamos que se llama Pascual. Tiene unos diez años y vive a media docena de kilómetros de Órdenes, en Leira, cerca del Mesón del Viento, donde las viejas carrilanas cambiaban el tiro, camino de Santiago. Él sabe muy bien la distancia que lo separa de Órdenes, porque Pascual la recorre a diario para ir a la escuela cuando no está de vacaciones. Cuando vaca, procura hacerse con unas pesetillas brindando su simpática compañía a los cazadores. Él sabe donde la caza abunda, él puede con la mochila del cazador asmático, él es servicial y sabe donde encontrar en el momento oportuno un vaso de vino y un pedazo de pan acompañado de un chorizo.
  Los cazadores le premian estos elementales, pero interesantes servicios, con un puñado de pesetas y unas bromas cariñosas. Y con las bromas cariñosas en el alma y las pesetas en el bolsillo regresa a casa feliz por contribuir a la solución del duro problema del pan de cada día. 
  Pascual estudia ya primero de bachillerato*. Usted, lector, puede que lo haya visto alguna vez. Al regreso de Santiago, anochecido ya, a la vera del camino, aterido de frío, le ofrecerá en gesto cordial una liebre, unas perdices, algo, en fin, que le suponga unos duros. Porque en su casa quedan hermanos pequeños, y porque él necesita comprar libros, pues naturalmente, todavía no pudo hacerse con una beca. Tal vez legalmente no se la merece. 
  Hace diez o doce días, Pascual pasó un mal rato. Como siempre, ofreció una liebre a unos viajeros que detuvieron su automóvil. Quizás pareciéndole oportuno el momento para hacer un chiste, le cogieron la liebre, se volvieron al coche, y... se escaparon con ella sin pagarla. 
  Pascual no es tonto, y sabe el valor de cinco duros. El que le robó la liebre no consiguió llevar adelante su broma sin verse obligado a arrastrar unos metros al pequeño Pascual, que falto tal vez de sentido del humor, no se resignaba a perderla. Tuvo tiempo, eso si, para apuntar la matrícula del coche con el lápiz y el papel que lleva para anotar sus ventas, y formuló en la Guardia Civil la correspondiente denuncia. 
  ¿Qué les parece el cuento? Puede que les guste más si les aseguro que no se trata de un cuento, sino de una historia real. El hecho ocurrió el pasado día 9, y el desenlace todavía no lo conozco. Como no conozco el nombre auténtico del pequeño protagonista. Pero él allí está, al lado de la carretera ofreciendo su importante mercancía para conseguir unas pesetas que necesita mucho su familia. Si lo encuentras, lector, puedes confiar en él. Ayúdalo. Y si diera la casualidad de que me estuviese leyendo el desafortunado bromista, ya sabe como enmendar su enorme equivocación: desande el camino y ayúdelo con esplendidez. Porque siempre hay una manera de rectificar los errores cuando se tiene conciencia.

   Non sabemos se aquel "bromista" (a min ocórrenseme apelativos peores) se arrepentiu da súa acción, pero a historia tivo un final feliz. No xornal do día 29 de decembro Bocelo informou que acababa de recibir, destinado a "Pascual", un donativo de 200 pesetas dun doante anónimo da Graña, conmovido pola súa situación.

* Antes de 1970 a primaria obrigatoria duraba só 4 anos e logo comezaba o bacharelato elemental que duraba outros 4 anos, seguido do superior (5º e 6º). Pascual, por tanto, cursaría o que hoxe é 5º de Educación Primaria.

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