Velaquí un interesante artigo publicado en La Voz de Galicia o 28 de
Xullo de 1891, que narra dun xeito bastante divertido a visita a Ordes do
gobernador civil Maximiliano Linares
Rivas nun complicado momento político no que o cacique do distrito, Saturnino Aller, a pesar de pertencer ao Partido Liberal, estaba apoiando aos conservadores.
Sr. Director de LA VOZ
DE GALICIA
Distinguido amigo: A las doce de la mañana del 23 llegó a esta
localidad, procedente de esa capital, un ripert con 20 músicos y danzantes.
Pertenecían aquellos a la banda de Luzón y les acompañaba el oficial
primero del Gobierno Civil D. Ponciano Rodríguez y el procurador de este
juzgado D. Policarpo Rivas Godoy.
Divulgada la noticia de que tales viajeros venían contratados para dar
serenata al Sr. Linares Rivas durante su corta estancia en esta villa, el
vecindario se apercibió a contemplar como el ex-secretario de este municipio,
Sr. Aller, preparaba, con celo digno de alimentista neófito, alojamiento para
los forasteros, viandas para el banquete político y elementos para una espontánea recepción entusiasta.
La ovación no resultó, porque los chicuelos, gratificados con perras
chicas, se cansaban de dar vivas y de hacer ruido, y aún tornan los vivas en
mueras si hay quien les de perras grandes, como aconteció aquí.
A las siete y media de la tarde llegaron el gobernador, su inseparable
hija, su agradable doncella, el comandante de la Guardia Civil señor Obrador y
los señores Amigo, Vázquez, Rodríguez y Aller, que habían salido en coche una
hora antes.
En el domicilio de este último se hospedó el gobernador con su familia.
La serenata comenzó a las nueve de la noche con escasísima concurrencia
de curiosos.
Entretanto se celebraba el banquete, al que asistieron los siguientes
comensales:
Señor Linares, su hija señorita Daniela, su doncella, señor comandante
de la Guardia Civil don Antonio Obrador, oficial primero del Gobierno Civil D.
Ponciano Rodríguez.
En representación del Ayuntamiento de Trazo: D. Juan Liñares Camuerga y
su hijo D. Gumersindo; por el de Oroso, D. Jacobo de la Iglesia y D. Jesús
Varela; por el de Mesía, D. Ricardo Vázquez; por el de Frades, D. Antonio Garea;
por el de Tordoya, D. Antonio Mosquera; por el de Buján D. Juan Amigo Fontán y
su hijo D. Celestino; por el de Cerceda, D. Manuel Pedreira Álvarez; por el
clero, el cura párroco de Lavín D. José Queipo, y no llegamos a saber a quienes
representaban los sres. D. Manuel Astray López, Saturnino Aller Rodríguez y
Policarpo Rivas Godoy: total 19 comensales.
Observarán nuestros lectores, que no tuvo Órdenes representación en el
banquete, y nadie con más derecho podría hacerlo que D. José Pena Frape,
alcalde presidente del municipio de esta localidad, pero nos aseguran, que su
amo D. Saturnino, lo tenía ocupado en la cocina disponiendo el menú.
No pudo, en verdad, llegar a menos la alcaldía de Órdenes.
Parece que no hubo brindis, para evitar que salieran a la superficie las
disidencias que dividen a los comensales.
No obstante, uno de estos pidió que en el reparto de consumos no se
incluyese a los curas de Trazo.
La proposición es digna de los conservadores.
No he podido averiguar si brindó la doncella del gobernador por la salud
de la señora gobernadora, porque acerca de tan delicados extremos guardan los
convidados impenetrable reserva.
A las
doce de la noche terminaron comida y serenata, y cada mochuelo se retiró a su
olivo.
A las cinco de la madrugada la música tocó diana en la carretera.
Algunas bombas anunciaron la salida de los viajeros para Santiago.
Cuando llegaron a Sigüeiro advirtió la señorita Daniela que se habían
quedado en Órdenes sus zapatillas.
¿Para qué sirve la Guardia Civil? Para hacer una jornada en busca de las
zapatillas de las hijas de los gobernadores aficionados a viajar en familia.
La Guardia Civil llenó esta misión cumplidamente.
Resulta demasiado extensa esta carta, y por eso dejo para otra ocasión
el ocuparme del aumento de gastos en los presupuestos municipales, de la
consignación de sueldos para oficiales que no existen más que en la nómina y de
otros asuntos de dinero que han de
dar motivo a comentarios y disgustos.
Puedo anticiparle que la moralidad de los conservadores no se ha dignado
todavía hacer una visita a este distrito. Suyo afectísimo.
EL CORRESPONSAL.
Órdenes, Julio 25 de 1891.
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