sábado, 5 de enero de 2019

Pedro Vellón

  Mergullado na Internet, buscando en antigos libros, descubrín un ignoto (polo menos para min) personaxe ordense, anterior a Isabel Zendal. Trátase de Pedro Vellón (1541-1601), un ilustre xesuíta do século XVI, do Colexio de Alcalá de Henares.
  Velaquí unha peculiar biografía súa escrita polo tamén xesuíta Juan Antonio de Oviedo nun libro de título sumamente longo e que abreviarei como "Elogios". Manteño o idioma e a ortografía daquela época.

ELOGIO DEL HERMANO Pedro Vellon
  Fue el hermano Pedro Vellon natural de Santa Maria de las ordenes, lugar de la Diocesi de Santiago. Entró en la Compañia en el Colegio de Alcalà el dia veinte, y tres de Noviembre de 1567, siendo de veinte, y seis años de edad. En ella exercitó el oficio de cantero, que en el siglo avia aprendido, en todas las partes de la Provincia endonde avia obra. Desde los principios le diò el Señor un grande don de oración, y trato con su divina Magestad, y un continuo teson de mortificarse con rigorosas penitencias. Contento con la comida de medio dia jamàs cenaba. Su sueño era poco, y esse en el suelo con una piedra por cabezera, y dormia con una soga ceñido el cuerpo, y por algún tiempo durmió en uno como cajon, o ataud para tener presente la memoria de su muerte. Quando vivió en el Villarejo, su aposento era tan estrecho, que apenas cabia en èl una Persona, porque era un hueco en la pared expuesto à todas las inclemencias del Cielo. Cada dia tomaba tres disciplinas con tanto rigor como si los golpes dieran en una piedra. Antes de oír Missa, y de ir à su trabajo ordinario tenia tres horas de oracion. La primera gastaba en alabanzas divinas, combidando à todas las criaturas, à que con èl le alabassen. La segunda empleaba en pedir à Dios por todas las necessidades de la Iglesia, de sus Proximos, y suyas. La tercera dedicaba à la meditación de la vida, Passion, y Muerte de Nuestro Redentor, A la noche antes de recogerse à dormir tenia otras dos, ò tres horas de oracion. Los dias de fiesta, en que descansaba del trabajo, los empleaba en oìr Missas quantas podia, y en oracion, y esto siempre de rodilla, y por esta causa se le hicieron en ellas dos callos tan grandes, y duros como dos medias bolas, desuerte que en essos dias de fiesta gastaba de ordinario doze horas en oracion.
  Con estos exercicios consiguió una grande victoria de sus passiones, y unas virtudes tan solidas, que no avia quien notara en su porte de vida alguna falta, siempre andaba alegre, y con una boca de risa, sirviendo en quanto podia à todos. Queriendo Dios premiar à este su Siervo, un Lunes por la mañana, estando en oracion, se quedo muerto derepente. Y sirvio à todos los del Colegio de gran consuelo, porque aunque fue repentina su muerte no fue desprevenida, pues tofa su vida avia sido una continua preparacion para la muerte, y el dia antes se avia confessado, y comulgado. Sumuerte fue el dia trece de Septiembre de 1601, teniendo sesenta años de edad, y treinta, y quatro de Compañia. La piedra, que le servia de almohada para dormir se guardo como reliquia de un varon tan Santo, y se reparó, que en ella estaba como cabado el lugar, endonde ponia la cabeza. Escribió su vida el Padre Nieremberg en el tercer tomo de los Varones ilustres de la Compañia, y brevissimamente el Padre Nadasi en su Annus Dierum memorabilium Societatis Jesu.

  Esta biografía é tomada dun libro anterior do tamén xesuíta Juan Eusebio Nieremberg de 1645. Este último nomea o lugar de orixe como Santa Maria de Ordenes (non "de las ordenes"). Tamén hai diferencias nalgunhas frases: "Tenia el oficio de cantero, el qual exercitó en la Compañia hasta la muerte, en diversas partes donde avia obra".

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